Sabía usted que las partes de un viejo computador o de un celular descompuesto pueden ser reciclados, para generar a partir de esa chatarra suculentos dividendos?
Por cada computador reciclado, por ejemplo, se logra recuperar un 21% de metales ferrosos, 23% de plástico, 25% de vidrio, 14% de aluminio, 6% de plomo, 2% de zinc. Algo similar ocurre con otras basuras electrónicas desmembradas parte por parte.
“El negocio es arduo pero rentable. La materia prima nos llega de la Fundación Todo Chile Enter, Bellsouth, y de diversas empresas que nos traen sus excedentes tecnológicos hasta nuestro centro de acopio de Pudahuel. Aquí reciclamos el 90% del material que nos llega. El resto se deriva a plantas de tratamiento adecuadas por ser clasificados como peligrosos”, explica Nilo.
Ambos microempresarios se iniciaron en el negocio hace dos años y aunque el comienzo fue difícil -por la poca experiencia-, hoy transan mensualmente más de un millón de dólares gracias al emprendimiento de su empresa Recycla Chile S.A.
En Conama, Joost Meijer, coordinador del área de residuos y basura tecnológica, aplaude la iniciativa de Recycla, señalando que faltan muchos privados aún que se dediquen a esta actividad. “Parte significativa de los artefactos en mal estado como celulares, computadores, bicicletas, estufas y lavadoras pueden reciclarse, pero otras tantas terminan en vertederos, contaminando el ambiente, ya que algunos artefactos lixivian, producto de la oxidación del fierro, aluminio o magnesio, liberando a la tierra soluciones con restos de cobre y otros metales pesados. En Chile se recicla sólo el 18,4% de la chatarra y se desconoce que estas prácticas ayudan a descontaminar”, dice Meijer.
La tarea pendiente a juicio del ingeniero de Conama, está en propagar los beneficios de reciclar, generando campañas de conciencia ciudadana que demuestren su positivo impacto en términos sociales, ambientales y culturales.
Fabricar productos a partir del reciclaje reduce considerablemente los costos de producción y consumo de materia prima nueva, lo que favorece al consumidor, pues compra más barato. Por ejemplo, obtener acero a partir del reciclaje de chatarra reduce en un 90% el uso de minerales vírgenes. En materia ambiental, el reciclaje reduce la sobreexplotación de los recursos naturales, demandando menos consumo energético, junto con disminuir la contaminación del suelo y el agua.
De esta forma, al reciclar chatarra en cantidad, se baja en un 87% las emanaciones a la atmósfera y en un 76% la contaminación del agua.
La fuente
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